Lo que han conseguido Toni Martorell, del que ya hemos hablado anteriormente, y familia en su restaurante Vida Meva es muy difícil de lograr. A base de una fórmula que, en el mundo de la restauración, no siempre funciona, y que aúna un maestro a los fogones, dos igualmente maestras en la sala y un producto excepcional a precios más que razonables, mejor dicho, precios desproporcionadamente económico para la experiencia ofrecida, consiguen que cada día se cuelgue el cartel de completo.
Han logrado que te sientas cómodo, como en casa, en muchísimas ocasiones sabiéndose el nombre de cliente y sus gustos, es el sentirse cómodo, agradable y con una altura gastronómica excepcional lo podríamos llamar #gastrocozy pero sobretodo hablamos de #altacocinadebarrio.
Conociendo un poco su cocina y sus menús semanales excepcionales siempre me quedaba con muchas ganas de probar lo que ofrece en su carta como:
Clásico Vida Meva, homenaje a Braseria Misa (de la que formó parte como jefe de cocina con Marc Fosh): Pollo campero a baja temperatura con ras-el-hanaut y dukah acompañado de patatas deluxe y ensalada.
Al tener que reservar con antelación, nunca veía el momento a sabiendas que lo que me encontrase en el menú de esa semana sería espectacular.
Después de haber tenido la experiencia de probarlo me queda la misión de insistir a todos mis amigos con el mismo amor por la cocina que no pueden dejar de probarlo. Sin lugar a dudas, pienso que este se ha convertido en uno de los mejores platos que se puede comer en nuestra isla.



































